La psicología positiva fue definida por Seligman (1999) como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología. También se define como el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades.
La psicología positiva es un método científico cuyo objetivo es estudiar rigurosamente las bases y razones del bienestar psicológico y emocional.
Martin Seligman explica la felicidad como una combinación de fortalezas. Indica que las tres vías para conseguir el camino a la felicidad serían:
- Vida placentera, este tipo de vía consiste encontrar las emociones positivas del pasado, presente y futuro y desarrollar habilidades para amplificar el placer. Para lograr una vida placentera debemos tener cubiertas las necesidades básicas como la alimentación (pirámide de Maslow). El problema que puede surgir es que nos habituamos rápidamente y nos puede llevar a la continua búsqueda.
- Vida de compromiso, se trata de la puesta en práctica de las fortalezas personales. Seligman hace referencia a las responsabilidades que nos surgen a lo largo de nuestra vida: el trabajo, las amistades, la pareja, los hijos… cuando estos compromisos no son una carga, sino una alegría, estamos desarrollando un tipo de vida feliz y estable que nos proyecta a un bienestar mayor. Cuando descubrimos nuestras virtudes y fortalezas y las utilizamos para generar vínculos afectivos con nuestro entorno, habremos dado un paso muy importante en nuestro camino de crecimiento personal.
- Vida significativa, incluiría el sentido de la vida y el desarrollo de objetivos que va más allá de uno mismo. Consiste en conocer nuestras fortalezas y utilizarlas tanto en nuestro beneficio como ponerlas al servicio de los otros que nos harán pertenecer a un colectivo y ayudarán al crecimiento personal, no solo nuestro, buscaremos también el de los demás.
Seligman ha ayudado a un cambio de paradigma en la psicología, donde ha dejado de basarse en tratar solo una psicopatología a ofrecer herramientas para todas las personas, basándose en desarrollar competencias para mejorar el bienestar personal.
Vivimos en un mundo que la imagen y la apariencia son importantes, donde los sentimientos han pasado a un segundo plano, ahogándolos la hipocresía que esconden los mensajes felices. Se intenta transmitir la idea de que para ser feliz debemos ver el lado bueno de las cosas, pero ¿creéis que centrarse en lo agradable hace que los problemas desaparezcan?
En este preciso momento tan crucial con la pandemia y todo lo que esta conlleva, hombres, mujeres, ancianos, niños, niñas, sienten la presión de sonreír, de parecer que todo va bien aunque no sean capaces de gestionar sus emociones.
En una entrevista realizada a Buenaventura del Charco Olea, autor del libro “Hasta los cojones de la psicología positiva” expone que la, investigación científica, ha demostrado, que los sentimientos negativos no hay que esconderlos, si los reprimimos y vemos sólo lo bueno, pueden generarse con más intensidad. Por ejemplo, si un bebé llora y le ignoras, sólo consigues que siga llorando, lo mismo ocurre con los sentimientos, saldrán a flote con mayor intensidad, provocando lloros o crisis de ansiedad sin saber el motivo.
¿Pensamiento positivo? ¡Por supuesto!. Siendo sincero contigo mismo y con tus emociones y sin sentirte culpable por tener pensamientos negativos, ya que es fundamental ser consciente de dichos pensamientos para poder gestionar los malos momentos y así superarlos.
Para poder ser felices debemos aprender a superar y aceptar el dolor con honestidad, valentía, coraje, humor e inteligencia.
“Psicología positiva sí, bien entendida, con honestidad y sin negar las emociones”
Carmen Casas Alcázar
Técnico de empleo y orientación del Servicio Integrado de Empleo de la UPV