Un pescador se encontraba sentado en la orilla de un río saboreando un bocadillo de jamón regado con sidra. A sus pies reposaba la caña de pescar apoyada en un cubo en cuyo interior boqueaban dos piezas recién atrapadas.
Un hombre de negocios que buscaba en la naturaleza el aire puro que necesitaba su contaminada mente de asfalto, se apiadó de la escasa ambición del pescador.
– Pero, hombre, ¿se conforma sólo con dos peces? Si en vez de estar ahí repantingado, arroja la línea de pesca al agua, o, mejor, si arrojara varias líneas, pescaría más, muchísimo más.
– ¿Y para qué quiero pescar más?
– ¿Y me lo pregunta? Pues para vender el pescado y ganar dinero. Obrando así, con el tiempo podría comprar un barco de pesca, y después podría abrir una tienda, y luego otra, y otra. Tendría muchos trabajadores a sus órdenes y, como colofón a su extraordinaria expansión económica, abriría un gran mercado de ventas de toda clase de pescados y los distribuiría por todo el país… ¡Sería un hombre rico!
El pescador dio un mordisco al bocadillo y miró al hombre no muy convencido.
– ¿Y qué haría entonces?
– ¡Cómo que qué haría! Tendría mucho éxito y el tiempo suficiente para hacer lo que le diese la gana. Por ejemplo, tumbarse a pierna suelta bajo el sol para recuperar fuerzas a fin de proseguir la pesca después.
El pescador se aclaró la garganta con un sorbo de sidra, cogió la caña y dijo sonriente:
– Eso es justamente lo que hago en este momento.
Cuento popular
¿Con quién te identificas, con el pescador o con el empresario?
En la situación actual que vivimos nos preguntamos “qué somos”, “quienes somos”, “cómo somos” y “hacia dónde vamos”, tanto individualmente como colectivamente; nos volvemos más críticos y reflexivos. Dicha crítica debería ser constructiva y que ayudara a aprender y mejorar.
En el artículo anterior “Hacer frente a la incertidumbre” Raquel Córcoles (Técnico de Empleo del SIE) cita que en realidad la vida siempre ha sido frágil e incierta, sólo que ahora es cuando lo percibimos más intensamente.
En el cuento popular del pescador y el empresario nos podemos ver reflejados. Los valores de hoy en día van enfocados a triunfar y conseguir éxito laboral, uniendo el éxito al dinero y al posicionamiento social. Dando más importancia al aparentar que al ser.
Siendo este momento ideal para la reflexión: ¿qué quieres en la vida?, …..es un buen momento para pensar y establecer objetivos, que sean tuyos, no te dejes llevar por la sociedad, por la deseabilidad o por lo que se espera de ti.
Busca tu Ikigai, concepto japonés que significa “la razón de ser” o la “razón de vivir”. Según la cultura japonesa todos tenemos un ikigai. Encontrarlo requiere esfuerzo y búsqueda de uno mismo, dicha búsqueda es de suma importancia porque el descubrimiento de tu ikigai trae sentido a tu vida.
Ejercicio para conocer tu Ikigai:
– ¿Qué es lo que amas?
– ¿En qué eres bueno/a?
– ¿Qué crees que necesita el mundo?
– ¿Qué actividades puedes realizar que sean rentables?
Carmen Casas Alcázar
Técnico de Empleo y Orientación del Servicio Integrado de Empleo de la UPV
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mdecaal@sie.upv.es